Tejiendo historias

Guardianas de la memoria, Sembradoras de paz

¿Qué es Pacífico?

Nos dedicamos a la producción documental de crónicas escritas y audiovisuales en colaboración con comunidades en territorio. A través de nuestros productos buscamos fortalecer narrativas de paz y memoria colectiva.

Le apostamos a la visibilización de la diversidad cultural y los procesos comunitarios que trabajan día a día por un futuro más inclusivo, con equidad de género y paz.

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Nuestro Trabajo

Entre sembríos, rutas y montañas

  • Hace seis años hicieron una reunión en mi vereda, se invitó la gran mayoría de gente de veredas cercanas. Ahí nos hablaron del proceso de paz y que se necesitaba que se integrarán los campesinos, que hicieran parte de esa historia, porque ahora las cosas iban a cambiar.

    Mi nombre es Gloria Estela Hernández, vengo de la vereda Las Juntas del corregimiento de Herrera, en el municipio Rioblanco. Antes hacía parte del Grupo Motor, pero ahora hago parte de la Mesa de Impulso, se cambió el nombre, pero pues ya llevamos seis años en esto. La primera y la principal razón que me tiene aquí es querer ver el colegio de la vereda Las juntas, porque no tenemos, lo que hay son unos salones viejos y eso se convirtió en un laberinto, no se ha podido hacer nada por política, por la razón que sea. Pero no voy a desistir hasta si Dios me lo permite, ver el colegio, al menos ver que se inicia construcción, ojalá.

    Y es que eso es lo que nos queda, la motivación es ver el cambio positivo de esos lugares de mi municipio y de Colombia en general. Yo siempre he estado de acuerdo (con el respeto los varones), que las mujeres somos capaces de hacer muchas cosas mejores, solo que no nos han tenido en cuenta, pero que ahora ya empezamos a empoderarnos y a ser parte de la historia del cambio. Uno entiende mucho a la mujer, especialmente a la mujer campesina, porque en su mayoría es analfabeta, porque está sumisa a su marido. En mi caso, mis compañeros se gozan que yo digo “es que yo no soy suplente de nadie, si soy principal, soy principal y si no, no”, porque yo soy madre, cabeza de familia y crie 11 hijos y una nieta que hoy en día tiene 22 años, entonces, yo cómo voy a ser suplente de alguien.

    Doy gracias a Dios por todas las personas que nacemos para ser líderes. Este es un proceso que uno empieza en la casa, cuando se es capaz de crear una familia, darles de comer y luchar por ellos. Y uno puede luchar por muchas cosas buenas en la vida y hasta malas también cuando se lo proponen, pero no en mi caso.

    El mayor reto ha sido lograr el apoyo de las instituciones, porque si nos tocara a nosotros solos con mucha tristeza, no, no lo podríamos hacer porque no tenemos con qué. Es muy duro lo de la política, porque cada vez que cambia un político o lo hace irregular o lo hace mal, pero muy pocos lo hacen bien. Necesitamos el apoyo del Estado, porque a pesar de que vivamos bien ahorita, lo único que siempre me ha preocupado un poco, es justamente lo de los títulos, lo que tiene que ver con la educación, porque debemos aprender. Y es que aquí ni papeles tenemos de la finca, uno no puede hacer un préstamo, no puede hacer nada.

    Lo que uno puede aportar es desde el liderazgo, y es que uno siempre trata de inculcarle a las mujeres allá cosas. Yo fui líder de Familias en Acción cinco años, me retiré porque ya no tenía hijos ahí y eso le corresponde a las que tienen sus hijos y deben de hacerlo. Sería muy maravilloso que la juventud se integrara en esto, pero eso es lo que da tristeza, porque yo crie los míos ¿y usted cree que yo los puedo sacar a esto? -Mami a mí me da pereza y eso no me gusta-, y yo digo bueno, y el día que yo no pueda o que ya no esté, ¿quién me va a reemplazar? Es preocupante. Yo igual sé que la juventud lo va a tener que hacer, porque entre tanto alguien tiene que resultar que también sea un buen líder o una buena lideresa. Pero por ahora, pues seguiré clamando a Dios para que las cosas funcionen bien y que la juventud se meta en el cuento, al menos cuando le toque.

    Sobre la paz en este momento digo que ha mejorado, no digamos que está súper, pero ha mejorado. Pero pues a veces yo pienso que como me dijo algún señor una vez, “qué bueno que al menos hubiera al menos unas diez mujeres como usted”, no porque me sienta mejor que nadie, sino porque pensáramos de esa manera la paz, porque la paz la hacemos todos, yo la hago desde mi finca, con mis hijos y si todos hiciéramos eso pues viviríamos maravilloso.

  • Bueno, yo soy Álvaro Pavón, tengo 79 años y soy de Villarrica. De Villarrica me vine hacia Galilea, Dolores, por el conflicto armado, la persecución política. Yo salí de allá más o menos en el 83. Aquí en Dolores, compré mi parcelita, me puse a cultivar, a sembrar café, caña, yuca, plátanos, lo que los campesinos sembrábamos entonces.

    Aquí, de todas maneras, siempre llegó la persecución del gobierno y ahí me cogieron un día en la casa acusándome de guerrillero, que yo tenía un hijo de la guerrilla. Uno de todas maneras como sabía que eso no era cierto, pues lo negaba, sin embargo, los del ejercito ordenaron sacarme hacia una parte sola y ahí me decían que sí, que yo era guerrillero. Ahí estaban mis dos hijos, una niña y un niño conmigo, no me dejaban mover. Entonces en un momento cuando el capitán me tenía ahí, llamó a un señor que se llamaba Lorenzo y le dijo: -venga acá, eche azadón-; yo en ese momento salté, bajé y pasé por mi casita y me detuve para sacar una escopeta que tenía, pero no la pude sacar y crucé un río, fui y me quedé en una peña. Ahí miraba que llegaban, salían y preguntaban, entonces pues la mujer decía que no, que yo había salido y que yo me había ido y que quién sabe dónde estaría. Yo estaba siempre observando. Eso ya fue como más o menos en el 84

    Sobre la violencia de Rojas Pinilla, lo que fue la violencia de los partidos, los Pájaros, los Chulavitas, yo me encontraba todavía joven. Yo me acuerdo mucho que eso sucedió después de la muerte de Gaitán, que se dividió en el Partido Liberal y conservador. Y entonces de ahí para acá se creó un grupo que llamaba Chulavitas, o Guerrilla Pájaro que decían y entonces comenzó la matazón de gente, de bando a bando, liberales y conservadores, a matarse el uno con el otro, de camino a la casa, en los pueblos, quemando casas y entonces ya ahí surgió que ya, yo dejé de tener entendimiento sobre eso y ahí pues pasó mucho tiempo así y desde esa época hasta después que me sucedió la persecución a mí, lo que me pasó en Galilea.

    Cuando Rojas Pinilla también, pues yo me escuché y me di cuenta de que en una vereda que llaman La Meseta de Villarrica, que eso es por el lado de San Pablo, nosotros estábamos por ahí y entonces cogían la gente y la agrupaban y la llevaban en cadena y luego la asesinaban con un fusil, a más de diez o quince personas. Entonces yo, pues yo ya entendía y una vez que venía un grupo de gente a caballo y venía una fila larga de gente, gente civil que venía en medio y pararon en un plan y entonces sonaron los disparos, nosotros estábamos mirando desde la casita. Desde ahí veíamos cuando la gente caía, se veía cuando caían pa’ lado y lado con la atacada de tiros.

    Ahí a nosotros nos dio mucho miedo. Y mi mamá se nos voló, nos dejó ahí solos del susto y quedó un hermanito mío chiquitico de brazos. Mi mamá se nos perdió y se botó al monte y por allá quedó privada. Luego, ellos siguieron subiendo, subiendo y el primero que venía subiendo fue a coger para casa y alguien lo halo para que siguiera el camino. Nosotros estábamos detrás de la pared mirando, observando esa gente, se reían y hablan y hablaban y hablaban y nosotros ahí como pollitos escondidos de esos matones. Al rato llegó papá, se fue a buscar a mi mamá y no la encontraba; se fue por allá a lo oscuro como a las siete de la noche. Mi papá me cuenta que en lo oscuro bajaba por un caminito y había que subir una piedra, y en lo oscuro se encontró de frente con alguien y mi papá dijo - ¡Ústele que me asusta! -; y era otro señor que andaba también por ahí asustado, entonces ahí eso se pagaron un susto muy tremendo los dos.

    Bueno, y así pasó de todo ese tiempo, con el bombardeo, aquí por las cordilleras de Villarrica, La Colonia y aquí por la montaña, por los montes de Galilea. Eso fue tremendo, mataron mucha gente y mucha gente huyéndole a las guerras. Tenían que dormir en pantanos con niños que se morían. Se morían las señoras del miedo también por ahí. Quedaban muertos por ahí ancianitos, por aquel entonces mucha gente muerta, hasta de hambre y frío.

    Después ya hubo fue conflicto entre guerrillas y gobierno, y puedo recordar que, entre el ejército y la policía operaban también los grupos Pájaros, entonces era cuando más se asesinaba gente. Yo me acuerdo mucho que si llegaban a alguna parte y no encontraban a la persona que venían a buscar, le metían candela a la casa.

    Hay algunas diferencias entre esas violencias, porque, por ejemplo, las primeras entre el 54 y 55 que fueron las de Rojas Pinilla, Laureano Gómez, en ese tiempo peleaba la gente con la escopeta de pisto y una que otra escopeta de capsula, y en ese tiempo no había tanta disciplina ni pa’ el ejército ni pa´ las guerrillas, entonces ahí peleaban y esperaban a un grupo de Pájaros o del mismo ejército lo esperaban por allá de un matorral y con escopetas de pisto hacían barrida también, mataban mucha gente del ejército.
    Eso fue distinto a lo de hoy día que es una guerra más sofisticada, con armamento más sofisticado, de más repetición. Y la guerrilla no tiene los mismos argumentos, pues eso es casi entre guerrilla y el ejército pelean iguales.

    La firma de la paz con las guerrillas, el gobierno y guerrilla, pues estuvo bien, porque de ahí para acá se ha mermado esa pelea, porque entre estas montañas cada ocho días, cada que llega el ejército eso era bala ventiada, ejercito pa´ un lado, guerrilla pa’ aquí, eso ya pasó.

    Lo que yo veo es que siempre nosotros debemos buscar la manera de vivir en paz, trabajando con amor y cariño en nuestras tierras, para que haya el fruto, el pan de cada día. Y es que la guerra no es buena ni aquí ni en ninguna parte. Yo lo que pido es que sigamos en paz.
  • Rosalba Herrera

    En Villarrica yo duré cuatro años, separada de nuestros taitas y luego ya me dieron ganas de devolverme pa’ acá. En la violencia de Laureano Gómez si sacaron a mi mamá pa´ Dolores y de Dolores fueron a dar a Tocaima, eso fue para la primera revolución.

    Pues yo soy Rosalba Herrera Cortés. ¿Yo qué le voy a contar? De aquí nos sacaron pa´ Berlín y de Berlín pa´ Galilea, y de Galilea nos sacaron pa’ Cebollales. Eso fue en el año 48, cuando la muerte de Gaitán, la primera violencia bipartidista.

    En la segunda revolución, la de Rojas Pinilla estuve exiliada en Sinaloa, nos apartaron como a diez muchachas y nos llevaron pa´ Ibagué, de esas apartaron a otras cinco y nos llevaron pa’ Ambalema y allá nos entregaron en sendas. Nos apartaron, las que no fuéramos dañinas para un lado y las dañinas para otro lado. En Ambalema siempre duré como dos años allá, nos pusieron a lavar y luego ya nos pusimos fue de cansonas y entonces nos volvieron y nos echaron. Ahí pedí permiso y volví pa´ Villarrica, que además para poder entrar le tocaba a uno sacar un salvoconducto.

    Alfredo Córdoba Herrera

    Según lo que cuentan ellos, después de que hubo el principio de la pacificación, que como ahora no se cumplieron los acuerdos, se empezó a armar la oposición al sistema que había, entonces armaron grupos paramilitares y grupos de gente como bandoleros, de la izquierda, los que llamaban de la izquierda. Entonces en ese proceso mi mamá lo vivió todo y ya después se hizo esposa de mi padre. Él como no se salió de eso, a lo último lo mataron cuando yo tenía por ahí como año y medio.

    Yo he sido víctima del conflicto desde esa época. No es ahora, en el año 80 y 90, es desde la muerte de mi padre. Por eso a veces nos preguntan o nos dicen, - ¿ustedes por qué odian el ejército? -; y pues es que el ejército dice ser amigo de nosotros, pero ellos nos han estigmatizado mucho por el hecho de vivir en la zona. Y todo eso es lo que ella nos ha venido contando. Ya para mis ocho años yo ya comenzaba a recordar cosas.

    Mi mamá cuenta que el conflicto se agudizo en el año 82 que apareció la guerrilla por acá ya como visible, que en ese año Belisario Betancur le abrió como las puertas a la guerrilla entonces ya salieron a la luz pública. En esa época, en el año 77, 78 se armó como un grupo de bandas, de vandalismo, atracaban, secuestraban y recibían dinero para hacer daño. Si un tipo tenía un problema, entonces ellos recibían dinero y con eso iban y arreglan el problema dándole, dándole piso como se dice por acá.

    Entonces pasando eso ya en el año 82 que apareció la guerrilla hubo una matanza, porque la guerrilla vino acá a acabar con esas personas que vivían de la extorsión y todo eso y no trabajaban, entonces al que trabajaba lo vivían extorsionando. Ahí la guerrilla cogió fuerza y llegó entonces el ejército a controlar.

    Nosotros en el 87 hicimos una marcha, que nos tocó salir porque era invivible la zona. Era una cosa impresionante lo que se hacía antes. Mi mamá fue testigo, ella fue una de las personas que no salió en el conflicto ejercito/FARC. Ella no salió de la zona, no se desplazó jamás, aguantó todo eso.

    Esta mesa como la ven ustedes ahí, es testigo de muchas cosas. Aquí comieron militares, comieron guerrilleros, médicos, todo el que venía. La gente llegaba aquí y ella les hacía de comer.

    Rosalba Herrera

    Lo que pasaba era que, en ese entonces, pues lógico que nos cuidamos mucho en la lengua. Resulta y pasa de que aquí si hubo muchos desplazados que los echó la guerrilla. ¿Pero por qué? Porque tenían la bendita maña que veían pasar el ejército, y ya corrían allá arriba a dar quejas. ¿Y que pasaba la guerrilla? pues obvio pasaba la guerrilla. Porque tanto pasaba la guerrilla como mantenía el Ejército también. A mí me llamaron una vez y me dijeron - ¿Y usted por qué no se fue? -.

    Yo doy gracias a Dios que como mi mamá no me hizo la lengua pa’ hablar sino pa’ comer. Porque yo pa repostera sí la tengo como un riel. Y eso les decía, no es que mi mamá, no me hizo la lengua pa’ chisme. Y es que a usted no le importa que se maten unos con otros, allá ellos si se matan, el todo es que no me vayan a mis hijos, a un hermano, porque ahí sí la tienen conmigo, porque yo sí, yo si los mandé a pelear con los que tienen que pelear, no con los campesinos, les decía yo.

    Ahora desde que hicieron ese tal plebiscito creí que ya se acababa todo y que ya arreglaron todo, pues sí, gracias a Dios hicieron eso. Y eso vinieron todos esos mantones de por allá, hicieron una reunión en Galilea y eso vino gente de muchas veredas para arreglar esa vaina del conflicto, que no siguieran en la guerra y pues si no han seguido en la guerra.

    Mire, nosotras tuvimos con otra muchacha de por allí vivir cosas donde nos hubieran matao’. Yo no sabía de quién era ese muchacho, quién era el papá y nos tocaba que ir a llevarle comida allá estando amarrado. Yo le dije a ella, mientras le va metiendo la cuchara yo con el cuchillo le voy soltando la cuerda, y así fue, dándole la comida y le soltamos los bracitos y que escapa de todo pa’ aquí abajo del rancho, del horno pa’ abajo salió por ahí y se voló. Y ese era el problema, a mí no me gusta que asesinara a ninguno, que mataran a ninguno. Y a mí me da mucha rabia por eso yo retacaba tanto al Ejército como a la guerrilla. Porque el único que tiene derecho de quitarnos la vida es Dios, el resto de seres humanos no tienen que quitarle la vida al otro. ¿Por qué hacen eso?, no señor. Llévenlo y lo métanlo a la cárcel y métale un carcelazo bien bueno, ya, pero no lo maten.

    Alfredo Córdoba Herrera

    El ejército mataba soldados y llegaban a desquitarse con la población civil, y eso fue lo más nos afectó. Eso hizo que el desarrollo de la región no diera lo que tenía que ser, de no ser por eso aquí habría mucha riqueza. Ahorita ya vamos desde el 2016, que se pacificó, que ni el ejército ni la guerrilla han vuelto a molestar, no ha habido conflictos, todo ha venido cambiando, ya se ha ido desarrollando. De aquí se saca mucho café para Medellín, Bogotá, ya han mandado para Italia, o sea que ya ha venido un desarrollo y se está buscando la forma de que podamos avanzar, que es lo que yo decía, es lo que yo deseo, que la zona avance en desarrollo económico, en producción, tener, tener unas fincas auto sostenibles, que tengamos buena tecnología, que haya buena comercialización.

    Yo me fui en el 2001 y logré pues un objetivo, como fue capacitarme un poco más, lograr hacer el bachillerato, hacer unos talleres de marketing, marketing agroalimentario y entonces en base a eso me vine ahorita con un proyecto apícola. Por la pandemia no lo pude desarrollar, pero me empecé enfocar en el café, que es lo que la región más tiene.

    Es que si hay economía puede haber paz, pero si hay hambre no hay paz, porque si no hay, si no hay trabajo y no hay economía, pues los muchachos, los jóvenes emigran, se van de la región y van dejando el bien. Entonces lo que hay que hacer es eso, tratar de uno en, uno, capacitarnos para poderle exigir al Estado, porque es que aquí tenemos un poco de plata para los campesinos, pero no hay quien la reclame.

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